lunes, 29 de septiembre de 2014

Mi autorretrato lingüístico

Hace unos años nací en Santander, por motivos laborales estuve hasta los tres años viviendo en Galdacano, un pueblo cerca de Barakaldo, yo mezclaba palabras entre euskera y castellano, al hablar con familiares tenía siempre cerca a mis padres, a mí me costó mucho diferenciar entre el euskera y castellano hasta casi los 4 o 5 años. La gente de allí solo hablaba euskera y muy pocos castellano. Cuando estaba en Santander y yo decía “ama” o “aita” o saludaba con un simple “kaixo” o “agur” la gente no sabía a lo que me refería, muchas veces me daba vergüenza hablar porque nadie me entendía y no sabía si hablaba a lo loco porque se me había ido la cabeza en ese sitio porque donde yo vivía todo el mundo me entendía. Empecé el colegio ¡menudo lío! Entre el castellano, inglés y euskera iba aprendiendo a la mitad de velocidad que los otros niños, yo era muy cantarina, y me encantaban las canciones infantiles en euskera, pero yo era la única que sabía euskera ya que el colegio estaba en Santander. A medida que pasaban los años, iba cada vez menos al país vasco por lo que se me acabó olvidando todo el euskera, y hoy cada vez que lo pienso, de pequeña podía mantener una conversación en euskera con niños pequeños y hoy ¡ya no entiendo ni una frase! A día de hoy ya no tengo problemas ni con mezclar castellano con euskera ni nada, se hablar estos dos idiomas, y con eso me vale.